jueves, 8 de enero de 2015

Capitulo 1º: Preludio

23:40
El cuerpo flotaba en el rio. Se distinguían con claridad los pies y la cara, pero el cadáver se mantenía escondido en las negras aguas.

Ocho horas antes:

15:30
El aire espeso de Barcelona me pesaba en los pulmones, todas las iglesias de la ciudad se quemaban al unísono en un grito de rebelión. El estado se había abolido y con él todos los cargos públicos: policía, bomberos, hospitales. Todo se desmoronaba ante el pueblo. Y el todo lo reconstruía a su manera a cada paso que daba.
La calle por donde pasaba estaba llena de papeles, esparcidos por el suelo. Y con marcas de botas e zapatos que los habían pisado antes que yo.
La anarquía reinaba en Barcelona.
Seguí andando a paso rápido. Vi un grupo de trabajadores de una fábrica fumar y seguirme con la mirada. No les miré, seguí andando. Hasta llegar a mi portal. Mientras subía los escalones repasé los acontecimientos del día. Había sido un día duro. De mañana había ido a mi antiguo instituto, donde había recopilado algunos de los libros sobre filosofía política que podría usar para intercambiar e conseguir alimentos en el sindicato de mi barrio.
Mis padres me habían dado instrucciones claras, si no volvían debía de coger el fusil del armario de mis padres y prepararme por si acaso venían a saquear nuestra casa. Y eso hice. Si en algo destacaba de mis amigos, era que no sabía jugar a juegos bélicos, pero a diferencia de ellos conocía la forma de hacerlo en la realidad. Desde muy pequeño mis padres me habían enseñado a disparar y defenderme solo. Arrastré mis pies hasta la cocina e hice un inventario de provisiones. Tenía: seis litros de leche embotellada, un trozo de carne seca, jamón en lonchas, tres potes de mermelada de frutas y algo de mantequilla. En el armario de mis padres encontré: un fusil y cuarenta paquetes de munición (en total 200 balas), dos pistolas (con 40 balas) y una cartuchera. Me equipé con las armas, las cargué todas y les puse el seguro. Me vestí con mis botas, un mono de trabajo y un casco de escalada de mi madre.

18:40
Me fui a la sala e improvisé una barricada con sofás y colchones.
La salté y me dirigí otra vez hacia la cocina, donde elegí de entre todos los cuchillos, uno de cortar embutido pequeño, que me puse en la bota y otro más grande que con cinta americana pude improvisar una bayoneta para mi fusil.
Me aposenté en la sala, donde me había parapetado y miré el reloj las 18:50. El sol se estaba poniendo. Decidí acostarme un rato, estaba cansado.

20:25
Tardaron en llegar. Dieron una fuerte patada en la puerta y la sacaron de sus grilletes. Eran los obreros de mi padre. Que era el propietario de una fábrica de automóviles. Me venían a buscar para matarme, como ya habían hecho con el anteriormente. Me enteré de ello puesto que lo gritaban a los cuatro vientos.
Le saqué el seguro al fusil y les apunté, mis ojos se acostumbraron rápidamente a la oscuridad más absoluta en unos segundos y vislumbré entre ellos una cabeza cortada. Era la de mi padre. Una lágrima resbaló por mi mejilla. Me puse de pie rápidamente descubriendo des de mi cintura hasta mi cabeza para que vieran quien era y que hacía. Era el hijo del burgués que acababan de matar, y les disparaba con rabia. La mayoría de ellos no tuvieron tiempo de cargar sus propios fusiles hasta que vacié las cinco balas de mi cargador. Habían caído tres  de cinco. Los otros dos saltaron hacia los lados al sentir los últimos disparos. El que parecía ser el cabecilla del grupo, salió a mi encuentro por el pasillo. Saqué la pistola de la cartuchera le quité el seguro y le disparé tres disparos. El no tardó en contestarme disparando su fusil. Me tiré al suelo y oí el sonido de un disparo sin balas. Ya no le quedaban así que me levanté rápidamente y le disparé otros tres disparos. Estos impactaron en su cuerpo causándole la muerte instantánea. El ultimo obrero vivo cargó des de la puerta blandiendo un palo con punta. No sufrió mejor respuesta que sus camaradas.


23:30
Salí de casa dirigiéndome hacia la casa de mi mejor amigo pero sin antes esconder mis provisiones en un armario.
Durante el camino me vi reflejado en un cristal, y no vi al mismo chico mono, con un brillante cabello castaño y sus catorce años, si no un adolescente con miedo a todo, que se alarmó al oír un disparo en la lejanía. Ante mí, había un puente. Debía cruzarlo sin ser demasiado visto, puesto que podrían venir más trabajadores a por mí. Salí corriendo después de contar hasta tres y empecé a correr. A la mitad del puente, vi como un obrero me apuntaba des de detrás de un coche, solté el fusil y avancé hasta donde estaba el. El se retiró de su parapeto y me dijo que me pusiera contra la valla del puente y con las manos en alto y justo cuando estaba apuntándome y a punto de disparar, me tiré al suelo, desenfundé la pistola todavía cargada y disparé. El cadáver cayó por el puente hasta las negras aguas del rio.

23:40
El cuerpo flotaba en el río. Se distinguían con claridad los pies y la cara, pero el cadáver se mantenía escondido en las negras aguas.



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3 comentarios:

  1. Hola cormack (?)se me hace raro llamarte así, bueno, el primer capitulo me ha gustado mucho, seguiré leyéndote, un beso^^

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  2. Me ha parecido interesante:D esta muy bien :3 sigue subiendo más
    Un abrazo desde leyendofusas.blogspot.com
    Laura :3

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  3. Waow!!! Vale ahore me has enganchado -_- necesito otro capitulo!!

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