miércoles, 4 de febrero de 2015

Capítulo 4º: Armas

12:45
La discusión no avanzaba. Cada vez que alguien formulaba alguna frase mínimamente sensata, esta volaba por los aires. Nadie sabía qué hacer. En las últimas dos semanas habían pasado un montón de cosas. Aun así, escaseaba las municiones y comida. Arnau, Gabriel, Joan, Marta, Anna y Martin discutían. Judith dormía en el sofá, unas gafas de sol le tapaban los ojos,  si no estuviese babeando y estirada, pensaría que estaba despierta. La discusión se basaba en: Ir a buscar comida y armamento. O seguir buscando gente. Nosotros ya éramos demasiados. Y si seguíamos aumentando así seríamos incontrolables hasta para nosotros mismos. Y deberíamos escoger líderes. Si seguíamos en Barcelona era porque no estábamos del todo en contra de la revolución. De vez en cuando, Judith movía la cabeza de golpe y volvía tranquilamente a su sueño privado. La discusión se empezó a decantar hacia la opción de ir a buscar armas.

14:30
La calle sostenía el mismo aire seco de siempre. Arnau había buscado armerías por la zona, Arnau se movía por uno de los laterales, junto a Marta. Detrás mío Gabriel y Anna sostenían una pistola cada uno. Arnau sostenía su fusil, y Marta iba desarmada. Joan decía que no pasaba nada por ir por la calle sin cobertura, así que se movía tranquilamente por la carretera Junto a Martin. Agarraba su arco y sus flechas reposaban en el carcaj. Al cabo de tres manzanas encontramos la armería. Estaba sin cerrar, y de dentro salía un extraño e in usual humo. Se oían voces. Decidimos hacer pasar al que estuviese más sucio de nosotros dentro. Así que Arnau entró. No sabemos qué pasó, pero en un cuarto de hora no había salido. Entramos todos, exceptuando a Marta y Joan, que se quedaron vigilando la puerta.  Al entrar con Gabriel, Anna y Martin, tropecé con un cuerpo, al caer, noté un líquido caliente en el brazo. Arnau yacía en el suelo, junto a su fusil y un balazo en la frente. Rápidamente Busqué cobertura. El tiroteo empezó a los pocos segundos de la acción.

15:00
Las balas del desconocido pasaban por encima de mi cabeza. Mi cobertura era buena. Y de momento no había oído ningún grito. El arma del agresor, estaba silenciada, por eso no oímos a Arnau. Con un cristal roto Improvisé un espejo y averigüé de dónde venían los disparos. Me levanté y disparé. Los tiros cesaron. Todos los presentes en la sala salieron de su escondite. Llenamos bolsas y mochilas de balas y cartuchos. La tienda estaba bien iluminada, y eso facilitó la tarea. Busqué el cadáver del agresor. Yacía en el suelo con los ojos en blanco. Dos agujeros rojos salían de su camisa. Y un tercero de sus azules pantalones. Su cara me era familiar, lo había visto en el instituto. Diría que se llamaba Pau. Tenía el pelo oscuro y corto.

16:20
Mi estómago pedía una tregua. Des de las 12 que no comía, y eso pasaba factura. Al final de la incursión a la tienda, Habíamos recolectado: 600 balas, dos fusiles, un par de pistolas junto a 120 balas, y como medida de seguridad encontramos una torreta Junto a un trípode y 400 balas. Todo esto lo llevábamos en bolsas y mochilas. Marta y Joan cargaban el cuerpo de Arnau.

17:05

La casa olía a café recién hecho. Judith estaba sentada en el sofá. Vestía una chaqueta de cuero que le realzaba las curvas. Sostenía un libro entre las manos que leía ávidamente. Al oírnos llegar se levantó y vino hacia mí. Y en vez de un abrazo entre lágrimas después de haberse levantado de su largo sueño narcótico. Recibí un bofetón y luego el esperado abrazo. Suponía que se debía haber levantado hacía ya un rato. 


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