jueves, 12 de marzo de 2015

Capítulo: 10º : Buenas noches Judith

9:20
Judith sigue sonriendo, apaga el fuego y se me acerca. Me rodea con los brazos y me besa.
-Me diste un susto de muerte, nunca mejor dicho.- Judith sigue mirándome con sus penetrantes ojos.
Vuelve a la cocina y me trae un plato con un huevo frito y una tostada con mantequilla. Me siento y ella se sienta justo frente mí.
-¿Dónde estabas? ¿Dónde fuiste después de la batalla?- Pregunto mientras como mi tostada.
-Estoy harta de vuestro ritmo. Todo el rato esperando un nuevo ataque. Necesito un tiempo de paz. Puede que vuelva con vosotros de aquí a un tiempo, pero no creo que hoy sea el día. Quédate con migo.- Puso cierto aire de perdón en esta última frase.
-Mi sitio no está aquí. Debería volver, no creo que mi cuerpo necesite paz ahora. Barcelona está pasando unos días de guerra. Los sindicatos están preparando milicias para luchar en los pirineos; creo que me alistaré.- Judith sigue sentada, su rosto es ahora inexpresivo. Nunca antes la había visto así. En estos mismos momentos estoy limpiando el pato con una rebanada de pan. Me dirijo hacia el fregadero y limpio mi plato con una esponja.
Judith me dedica una sonrisa pícara.
-Pues si este puede que sea tu último día en la ciudad, voy a darte motivos suficientes para que me recuerdes.- rápidamente salta sobre mí abrazándome y besándome ansiosamente. La llevo a cuestas hasta la habitación y la suelto sobre la cama. Sus ojos se clavan en los míos.

10:45
Me pongo la chaqueta y salgo a la calle. Le he dado un último beso mientras dormía, no creo que la vuelva a ver. Las milicias son un suicidio.

11:05
En casa todo está en orden. Gabriel me saluda al entrar. Martin se apoya en las paredes, según percibo se acaba de despertar de su sueño mortal. Marta sigue todos sus movimientos con atención. Joan está en la terraza revisando una antena. Nada parece haber cambiado. Excepto que ella no está.

11:45
Martin mejora rápidamente, mañana ya estará bien. Todos excepto Anna queremos alistarnos. Anna se quedara en Barcelona. Creo que sabe que Judith vive.

12:00
La vía Layetana está llena de gente. Los coches ya circulan por ella, y los sindicatos han abierto y desplegado mesas para alistarse en los alrededores de los edificios. Los sindicatos ahora parecen ser una tienda de vestidos de camuflaje. Los alistados entran en ella y salen por la puerta trasera ya armados y con uniformes verdes caqui. Nos ponemos en la cola y nos atienden rápidamente. El señor de detrás de la mesa me pasa un formulario y un bolígrafo. Lo relleno con las siguientes respuestas.
Nombre: Arun
Edad: 15 (¡oh dios mío ayer fue mi cumpleaños y no me acordé!)
¿Armado? Si
Tipo de arma: pistolas, fusil y formo parte de un equipo de ametralladora pesada (Gabriel, Martin, Joan, Marta y yo formaríamos una perfecta unidad.)
El señor introduce los datos en un ordenador y me pasa un segundo formulario. Este se debe de complementar dentro del edificio.
Estatura: 1,78m
Peso: 75 kg
Numero de pie: 44
Recojo el material que me dan y me lo pruebo. La camiseta y la chaqueta me van pequeñas. Me dan una talla más y salgo del edificio con mi equipaje ya puesto. Mi chaqueta tiene una insignia en el brazo, teóricamente estoy al mando de mis camaradas de unidad, pero no les voy a pedir nada que yo no vaya a hacer, así que no me sirve de nada. Pongo mi pistola en la cartuchera que me han dado. La calle trasera eta en silencio, todos los uniformados están fumando o charlando, así que como mi cuerpo me lo está pidiendo me lio un cigarro y empiezo a fumar. Des del incidente del cañonazo sin detonar que he empezado a fumar. Joan y el resto de “mi unidad” salen del edificio. Apago el cigarro y me uno a ellos. Hay unos camiones saliendo de la calle. Recogen a los soldados y los llevan hacia un tren, este los llevara hasta su destino final. Subimos el armamento y nuestras escasas pertinencias al camión y nos dejamos llevar por el vehículo.

13:30
El tren pasa entre campos y pueblos sin ni siquiera parar. El trayecto se me está haciendo corto. Estoy jugueteando con mi mechero zippo. Lo abro y hago trucos con él. Judith se acostumbraba a poner histérica cuando jugaba con el fuego, creo que no entendía que no me quemaba. Aun así lo guardé y me dediqué a limpiar y sacarle el brillo a la pistola y el fusil. Mientras me dedicaba a hacer el mantenimiento de este último entró en el vagón un oficial.
-¡Os quiero a todos de pie y listos para salir en cinco minutos!-  Todos nos sobresaltamos, el tren empezó a perder velocidad.

13:35
Las puertas se abrieron, el tren seguía en marcha. El oficial se puso al lado de la puerta.
-Damas y caballeros, se han alistado ustedes a una unidad de paracaidistas. O esta unidad les ha sido asignada. No se cómo habéis llegado hasta aquí, y poco me importa. Pero ahora mismo este  vagón está dando cerca de un campo de entrenamiento. Así que deberéis saltar del tren en marcha y dirigiros con vuestra unidad hasta el campo. Acampar allí y esperar nuevas órdenes. ¿Entendido?- nadie contestó. Me señaló a mí y dijo-Tú primero sargento. ¡Salte!
No lo pensé. Agarré mi mochila mi fusil y la pistola y salté. En un minuto, los veinte soldados de la unidad habían saltado del tren. Por suerte no hubo heridos.

13:45
Estoy junto a los otros cuatro sargentos. Cada uno tiene un grupo de cuatro soldados. Avanzaremos hacia el campo los sargentos primero y luego los soldados. Detrás de mí, Joan sujeta el trípode de la ametralladora, y Gabriel la lleva. La munición la lleva Marta y Martin no lleva nada a parte de su fusil.
En el horizonte se distingue un pequeño e improvisado aeródromo.



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