9:20
Judith sigue
sonriendo, apaga el fuego y se me acerca. Me rodea con los brazos y me besa.
-Me diste un
susto de muerte, nunca mejor dicho.- Judith sigue mirándome con sus penetrantes
ojos.
Vuelve a la
cocina y me trae un plato con un huevo frito y una tostada con mantequilla. Me
siento y ella se sienta justo frente mí.
-¿Dónde estabas?
¿Dónde fuiste después de la batalla?- Pregunto mientras como mi tostada.
-Estoy harta de
vuestro ritmo. Todo el rato esperando un nuevo ataque. Necesito un tiempo de paz.
Puede que vuelva con vosotros de aquí a un tiempo, pero no creo que hoy sea el día.
Quédate con migo.- Puso cierto aire de perdón en esta última frase.
-Mi sitio no está
aquí. Debería volver, no creo que mi cuerpo necesite paz ahora. Barcelona está
pasando unos días de guerra. Los sindicatos están preparando milicias para
luchar en los pirineos; creo que me alistaré.- Judith sigue sentada, su rosto
es ahora inexpresivo. Nunca antes la había visto así. En estos mismos momentos
estoy limpiando el pato con una rebanada de pan. Me dirijo hacia el fregadero y
limpio mi plato con una esponja.
Judith me dedica
una sonrisa pícara.
-Pues si este puede
que sea tu último día en la ciudad, voy a darte motivos suficientes para que me
recuerdes.- rápidamente salta sobre mí abrazándome y besándome ansiosamente. La
llevo a cuestas hasta la habitación y la suelto sobre la cama. Sus ojos se clavan
en los míos.
10:45
Me pongo la
chaqueta y salgo a la calle. Le he dado un último beso mientras dormía, no creo
que la vuelva a ver. Las milicias son un suicidio.
11:05
En casa todo está
en orden. Gabriel me saluda al entrar. Martin se apoya en las paredes, según percibo
se acaba de despertar de su sueño mortal. Marta sigue todos sus movimientos con
atención. Joan está en la terraza revisando una antena. Nada parece haber cambiado.
Excepto que ella no está.
11:45
Martin mejora rápidamente,
mañana ya estará bien. Todos excepto Anna queremos alistarnos. Anna se quedara
en Barcelona. Creo que sabe que Judith vive.
12:00
La vía Layetana está
llena de gente. Los coches ya circulan por ella, y los sindicatos han abierto y
desplegado mesas para alistarse en los alrededores de los edificios. Los sindicatos
ahora parecen ser una tienda de vestidos de camuflaje. Los alistados entran en
ella y salen por la puerta trasera ya armados y con uniformes verdes caqui. Nos
ponemos en la cola y nos atienden rápidamente. El señor de detrás de la mesa me
pasa un formulario y un bolígrafo. Lo relleno con las siguientes respuestas.
Nombre: Arun
Edad: 15 (¡oh
dios mío ayer fue mi cumpleaños y no me acordé!)
¿Armado? Si
Tipo de arma:
pistolas, fusil y formo parte de un equipo de ametralladora pesada (Gabriel, Martin,
Joan, Marta y yo formaríamos una perfecta unidad.)
El señor
introduce los datos en un ordenador y me pasa un segundo formulario. Este se
debe de complementar dentro del edificio.
Estatura: 1,78m
Peso: 75 kg
Numero de pie: 44
Recojo el
material que me dan y me lo pruebo. La camiseta y la chaqueta me van pequeñas. Me
dan una talla más y salgo del edificio con mi equipaje ya puesto. Mi chaqueta
tiene una insignia en el brazo, teóricamente estoy al mando de mis camaradas de
unidad, pero no les voy a pedir nada que yo no vaya a hacer, así que no me sirve
de nada. Pongo mi pistola en la cartuchera que me han dado. La calle trasera
eta en silencio, todos los uniformados están fumando o charlando, así que como
mi cuerpo me lo está pidiendo me lio un cigarro y empiezo a fumar. Des del
incidente del cañonazo sin detonar que he empezado a fumar. Joan y el resto de “mi
unidad” salen del edificio. Apago el cigarro y me uno a ellos. Hay unos
camiones saliendo de la calle. Recogen a los soldados y los llevan hacia un
tren, este los llevara hasta su destino final. Subimos el armamento y nuestras
escasas pertinencias al camión y nos dejamos llevar por el vehículo.
13:30
El tren pasa
entre campos y pueblos sin ni siquiera parar. El trayecto se me está haciendo
corto. Estoy jugueteando con mi mechero zippo. Lo abro y hago trucos con él.
Judith se acostumbraba a poner histérica cuando jugaba con el fuego, creo que
no entendía que no me quemaba. Aun así lo guardé y me dediqué a limpiar y
sacarle el brillo a la pistola y el fusil. Mientras me dedicaba a hacer el
mantenimiento de este último entró en el vagón un oficial.
-¡Os quiero a
todos de pie y listos para salir en cinco minutos!- Todos nos sobresaltamos, el tren empezó a
perder velocidad.
13:35
Las puertas se
abrieron, el tren seguía en marcha. El oficial se puso al lado de la puerta.
-Damas y
caballeros, se han alistado ustedes a una unidad de paracaidistas. O esta
unidad les ha sido asignada. No se cómo habéis llegado hasta aquí, y poco me
importa. Pero ahora mismo este vagón está
dando cerca de un campo de entrenamiento. Así que deberéis saltar del tren en
marcha y dirigiros con vuestra unidad hasta el campo. Acampar allí y esperar
nuevas órdenes. ¿Entendido?- nadie contestó. Me señaló a mí y dijo-Tú primero
sargento. ¡Salte!
No lo pensé. Agarré
mi mochila mi fusil y la pistola y salté. En un minuto, los veinte soldados de
la unidad habían saltado del tren. Por suerte no hubo heridos.
13:45
Estoy junto a los
otros cuatro sargentos. Cada uno tiene un grupo de cuatro soldados. Avanzaremos
hacia el campo los sargentos primero y luego los soldados. Detrás de mí, Joan sujeta
el trípode de la ametralladora, y Gabriel la lleva. La munición la lleva Marta y
Martin no lleva nada a parte de su fusil.
En el horizonte
se distingue un pequeño e improvisado aeródromo.
¿Que os parece? Comentad pls
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